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Beneficio y Riesgo: dos caras de un mismo medicamento

DEFINICIÓN

La industria farmacéutica pone a disposición de tus clientes gran variedad de medicamentos con diferentes objetivos: curar infecciones, controlar enfermedades crónicas, aliviar dolor y sanar heridas, entre otros, cuyo uso les permite recuperar la salud. Sin embargo, no existe fármaco inocuo, es decir, su principio activo tiene la posibilidad de producir daño en diferentes funciones orgánicas de nuestro cuerpo.


ELECCIÓN
En términos generales, la relación beneficio-riesgo de un medicamento es el balance entre efectos positivos y adversos; en este sentido, el tratamiento farmacológico sólo está justificado si los primeros superan ampliamente a los segundos.


MENOR Y MAYOR
Cuando se analizan las ventajas y desventajas de un medicamento, se debe considerar la gravedad del trastorno que va a tratarse y el efecto que tendrá sobre la calidad de vida de la persona afectada. Por ejemplo, sólo se acepta riesgo muy bajo de reacciones adversas en fármacos de libre venta, pues suelen ser eficaces y bien tolerados para el tratamiento de síntomas leves, cuando se utilizan de acuerdo a las indicaciones del fabricante. Por el contrario, si se trata de enfermedades graves o potencialmente mortales (como infarto cardiaco, accidente cerebrovascular, diabetes o cáncer), se tiene que asumir riesgo superior en cuanto a aparición de reacciones adversas notorias debido a que se utilizan principios activos que contienen mayor potencia.


ERROR
Ante los posibles efectos adversos, algunos pacientes pueden evitar el uso de medicamentos de probada eficacia y, en su lugar, intentar terapias alternativas que les prometen aliviar su problema sin generar reacciones desagradables y/o peligrosas; sin embargo, no tienen respaldo científico y, por tanto, son inútiles, además de que retrasan el tratamiento. Por ello, se debe buscar la manera de que los medicamentos produzcan la menor cantidad de efectos adversos, y las siguientes estrategias son útiles para lograr este propósito.


INDIVIDUAL
Es importante tomar en cuenta que la capacidad de tolerar los efectos secundarios es individual, pues algunas personas controlan bien la náusea o dolor de cabeza, pero otras no; en quienes son menos resistentes se debe enfatizar que, a pesar de los inconvenientes, el cumplimiento de la terapia es el único camino para recuperar y/o mantener la salud, así que es necesario soportar malestares menores para obtener resultados mayores.


CONFIANZA
Cuando brindas buena atención a tus clientes, elevas la posibilidad de convertirte siempre en su primera opción de compra; esta lealtad no sólo significa una venta, también te permite conocer cuáles medicamentos usan y los efectos adversos que pudieran generar; de igual forma, ellos te pueden mencionar qué sustancia les provoca diversos malestares. Ante esto, debes motivarlos a que no dejen su tratamiento, y si las molestias son intensas, que acudan al médico, quien buscará otras alternativas, por ejemplo, reducir la dosis que prescribió o recurrir a otra presentación que sea menos dañina.


COMUNICACIÓN
Mientras esté en terapia, ya sea para atender un padecimiento de corta (agudo) y/o larga duración (crónico), tu cliente no debe recurrir a ninguna terapia alternativa y/o consejos familiares para aliviar los malestares sin antes consultar al médico, pues la interacción de otros fármacos, alimentos y/o remedios naturistas con el principio activo que se está empleando puede ocasionar efectos no deseados.


PUNTUAL
Un paciente responsable es todo aquel que se involucra en su tratamiento para minimizar los efectos nocivos y, en este sentido, debe conocer la cantidad exacta del medicamento que necesita, cuándo debe administrarlo y por cuánto tiempo, así como qué medidas tomar en caso de que haya omitido una dosis.


ALIVIO
De acuerdo al efecto adverso, es posible realizar ciertas acciones para aminorarlos; algunas que tus clientes pueden discutir con el médico son las siguientes:

Estreñimiento. Comer alimentos ricos en fibra, beber agua y hacer ejercicio regular. Somnolencia diurna. Tomar el medicamento antes de dormir.
Diarrea. Evitar alimentos condimentados y preferir aquellos de fácil digestión bajos en fibra; asimismo, consumir alimentos ricos en probióticos, como yogurt.
Sequedad de la boca. Masticar chicles y chupar caramelos, así como tomar continuos sorbos de agua a lo largo del día, ayuda.
Pérdida de apetito. Incluir los platillos favoritos e ingerir colaciones saludables entre las comidas; también funciona hacer ejercicio antes de comer para aumentar la sensación de hambre.
Náusea. En lugar de tres comidas abundantes por día, conviene distribuir los alimentos del día en cinco comidas más ligeras, eligiendo aquellos fáciles de digerir, y dejar de comer antes de sentirse satisfecho; además, no hacer ejercicio vigoroso después de haber comido.
Dolor. Es recomendable consultar al médico si es posible recurrir a algún analgésico.
Mareo. Sentarse o acostarse y cerrar los ojos al sentir vértigo.
Insomnio. Evitar el consumo de bebidas que contengan cafeína.